¿Crees, o te han hecho creer, que debes hacer muchas cosas?, ¿qué las personas más exitosas y responsables son las que hacen más tareas?
¿Vas brincando de tarea en tarea, de responsabilidad en responsabilidad, de “objetivo” en “objetivo” pero se acaba el día y a pesar de terminar completamente agotado, sientes que no lograste nada?
¿Al día siguiente empiezas de nuevo el ciclo pero es imposible llevar el ritmo y piensas que necesitas trucos de productividad y de gestión del tiempo para poder con todo?
Felicidades, caíste en la estafa del multitasking.
Vivimos en un mundo veloz
Un mundo en el que todo cambia muy rápido y hay mucho caos: el teléfono ultragama que compraste a cuotas en menos de seis meses ya es antiguo; hay muchas empresas y personas que luchan por tu atención todo el día: llamadas, publicidad, correo basura.
Y ahora resulta que la inteligencia artificial hace nuestro trabajo mejor que nosotros mismos.
Y aunque este mundo veloz y caótico nos hace pensar que debemos ir al mismo ritmo, en realidad es todo lo contrario. Si manejas un auto a 200 por hora, tus probabilidades de estrellarte son altas.
Igual sucede con tu vida.
¿Has sentido ahogos?, ¿que la respiración te falla y necesitas tomar mucho aire?, ¿o dificultad para dormir porque hay muchos pensamientos en tu cabeza? Es ansiedad. Y agotamiento.
Un regalito que te manda tu amigo el multitasking.
Porque si haces muchas cosas, ninguna la harás bien y te sentirás un fracasado, un fraude. Y es una sensación terrible.
Imagina que eres un boxeador y tienes a tu rival al frente. Te mueves, lo mides, te fijas en sus hombros para saber por donde vendrá el golpe, y en el momento en que vas a darle tu mejor derechazo, te cae un puñetazo por la espalda. Volteas y hay otro boxeador detrás de ti. Y antes de que puedas procesar que estás peleando con dos, te cae un golpe por la izquierda, ahora son tres. Y luego uno por la derecha, ahora son 4. Y la cuenta continúa.
Eso es el multitasking. Pelear contra muchos rivales y no hacerle ni un rasguño a cada uno. Lo que tú necesitas es enfoque, pelear contra un solo rival. Y una vez vencido, ir al siguiente.
¿Cómo puedes enfocarte?
Lo primero es tener claras tus prioridades. Porque si estás en modo multitasking es porque no sabes qué es lo más importante para ti. Si lo supieras, estarías haciendo solo esa cosa con todas tus fuerzas.
Así que pregúntate: ¿qué es lo más importante que debo hacer hoy? ¿y qué es lo más importante que debo hacer mañana? Solo una cosa, no dos ni tres.
Para priorizar debes saber qué quieres en la vida: en diez años, en cinco, en uno, en 6 meses, en un mes, la próxima semana. No significa que los tengas anotados milimetricamente sino que seas muy conciente de qué quieres: ¿en qué ciudad quieres vivir?, ¿qué trabajo quieres tener?, ¿qué tipo de casa?, ¿como quisieras pasar tu tiempo libre?
Mientras más claro tengas a donde quieres, llegar te será más sencillo saber si lo que estás haciendo hoy te ayuda a llegar a ese destino. Y esa es la definición de prioridad: aquello que te ayuda a llegar a tu destino.
Mucha gente no sabe a donde quiere llegar y viven por vivir, haciendo malabares con su vida con bolas de cristal, hasta que se caen todas al piso, se rompen y sienten que ya no pueden más.
En cambio, con un destino claro podrás tomar mejores decisiones para tu vida y enfocarte solo en lo que quieres hacer, en lugar de brincar entre cientos o decenas de tareas que no te llevan a ninguna parte. Será difícil, pero como decía Nietzche:
Una persona que tiene un por qué claro, puede soportar cualquier cómo.
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