La deuda es uno de nuestros principales problemas, uno de los mayores causantes de estrés y una forma de moderna de esclavitud. Lo peor, es que esa esclavitud es consentida: firmando un papel, aceptando una tarjeta o dejando tus documentos con un prestamista.
Hace unos días me llamaron de Movistar
Me dijeron que como cliente calificaba para renovar mi teléfono. Me preguntaron qué equipo me interesaba y, para saber sus precios, me fui al más caro: “iPhone 14 Pro Max”.
La señorita me dijo que no tenían ese modelo pero sí el iPhone 14 Pro y que me costaba 4599 soles si lo pagaba al contado (unos 1200 dólares). Le dije que quería pagarlo en partes y me dijo que podía financiarlo con ellos pagando una inicial de 1400 soles y doce cuotas mensuales de 700 soles en mis recibos mensuales. Descontando de ese monto el pago de mi línea, terminaba pagando unos 8700 soles por el teléfono (unos 2300 dólares).
¡El doble!
Hace un tiempo pregunté cuanto costaba un auto y haciendo cálculos noté que si pagaba durante 5 años, en 3 y medio el auto estaría pagado y las siguientes 18 cuotas estaba pagándole a la tienda por nada. No era un buen negocio.
¿Qué tenían en común estos dos casos aparte de los sobrecostos exagerados? Que solo me pedían mi firma. No necesitaba sustentar ingresos ni otros documentos.
¿Por qué eso está mal?
Es obvio pero te lo voy a decir: si no puedes sustentar tus ingresos es altamente probable que no puedas pagar esa deuda. Pero te pintan el cielo de colores: imagínate con el nuevo teléfono, el más moderno, o conduciendo tu propio auto.
El teléfono más moderno pero viajando en bus, y tu propio auto pero atorado en el tráfico (igual que los que van en bus) solo que muchísimos costos adicionales.
¿Ves la diferencia?
Y ojo que querer tu propio auto, el mejor teléfono, la mejor ropa o unas lindas vacaciones son metas que también me encantan y son gustos que te mereces. Pero no es muy inteligente correr detrás de ellos sin planificar, diciendo sí a todo solo por la emoción, como niño detrás de un dulce.
Por eso existe el historial crediticio, es excluyente, pero al menos determina si puedes pagar o no. Si lo miras con cuidado, es por tu bien.
Y al revés, si miras con cuidado todas las ofertas para comprar cosas a sola firma, lleve ahora pague después, cuotas chiquititas o similares, parece que te hacen un favor pero te están dañando.
Y más abajo de eso hay un submundo de prestamistas informales donde caen los que no pueden más. Préstamos que de cuota chiquita en cuota chiquita te van chupando la vida.
Y ay de ti si no pagas, porque esos no te mandan abogados a cobrarte, sino sicarios.
Y entonces, ¿qué puedes hacer?
Primero, usa una calculadora y un cuaderno, facilito. Cada vez que vayas a asumir un gasto (desde contratar Netflix hasta un préstamo a 30 años para una casa) anota el precio, multiplica por todo el tiempo que estarás pagando para dar con el total que pagarás y fíjate cuánto más te cuesta y si te conviene.
Luego, resta esos pagos mensuales de tus ingresos para saber si puedes pagarlo sin afectar tu economía.
El segundo paso es que diferencies un activo de un pasivo. Como decía Robert Kiyosaki en Padre rico, padre pobre, un activo pone dinero en tu bolsillo y un pasivo lo quita. Y aunque el habla de inversiones, sobre todo en bienes raíces, puedes usar ese concepto en cualquier ámbito de tu vida.
Por ejemplo: este teléfono ultragama a 24 cuotas, ¿se pagará solo porque me ayudará en mi trabajo y me hará más productivo? ¿o quitará dinero de mi bolsillo porque es solo para lucirme y en realidad no lo necesito?
Recuerda que tu éxito financiero no está en cuantas cosas brillantes te compres para lucir. Tu verdadero éxito financiero está en el saldo de tu cuenta bancaria, en cuanto te queda cada mes. Y si cada mes no te queda nada, no importa si tienes un auto del año estacionado en tu puerta.
Tienes problemas financieros.
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