¿Crees que trabajar desde casa es estar en pijama todo el día? Sé que suena cool, porque representa tu libertad. Pero, puede ser un hábito dañino para tu productividad y tu cerebro.
Porque tu cerebro necesita el contexto de cada cosa para acuar en consecuencia. Un comedor es para comer, un dormitorio para dormir, la oficina para trabajar.
Cuando trabajas fuera los contextos entre tu vida y el trabajo están bien diferenciados. Pero si trabajas desde casa los límites se pueden difuminar tanto que termines con la ansiedad de no saber si estás trabajando o viviendo tu vida.
Por ejemplo, si acostumbras “trabajar” desde la cama, tu cerebro no la asociará con dormir y te costará conciliar el sueño. Y si trabajas en pijama le estás diciendo a tu cerebro: “no es momento de trabajar, sino de dormir”. Imagínate el caos en tu cabeza.
Así que toma una ducha, vístete y péinate para trabajar. Estar en casa no es motivo para no separar los contextos. Aparecer en una videollamada despeinado y desarreglado es señal de que no te lo tomas en serio. Y en consecuencia, no te tomarán en serio.
Si te pones ropa deportiva y zapatillas tu cerebro se motiva a hacer ejercicio. Si te pones ropa elegante, te sientes elegante. El cerebro entiende esas señales y actúa en consecuencia.
Así que dile a tu cerebro cuando es momento de trabajar. Y al terminar tu jornada, ponte ropa cómoda y pantuflas para decirle que es tu momento personal.
Funciona. Inténtalo. Y #notedetengas
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