Sé amigo de tus hijos

Que tengas que criar, guiar y enseñar a tus hijos no significa que no puedas ser su amigo. No esperes a ser viejo y tener hijos adultos para buscar su amistad, puede ser muy tarde.

He visto a “supuestos especialistas” diciendo que no debes ser amigo de tus hijos, que es el peor error. Porque un padre debe ser un guía, debe enseñar y corregir y eso no lo puedes hacer si te vuelves su amigo.

Pura mierda.

¿Desde cuando ser guía, enseñar y corregir está disociado con ser amigo?

Los que te dicen que no seas amigo de tus hijos son aquellas personas que no fueron capaces de construir una relación sana con sus hijos (o también con sus padres) y usan esa teoría para lamerse sus propias heridas.

Los que dicen que no seas amigo de tus hijos son aquellos que esperan a ser viejos y tener a sus hijos adultos para recién intentar construir la relación que destruyeron cuando eran niños y adolescentes. Y muchas veces, ya es muy tarde.

Tus hijos deben saber que pueden contar contigo, para conversar, para jugar, para decirte lo que sueñan, y lo que temen. La mayoría de problemas entre padres e hijos se originan por la falta de confianza y la falta de comunicación, sobre todo en la adolescencia.

Porque la adolescencia es la etapa en la que el niño deja de ser niño, pero aún no es adulto, por eso es una etapa tan difícil: están encontrando su propia personalidad, su propia identidad y están llenos de dudas. Y si los padres no les dieron la confianza para pedir consejo, lo buscarán en los amigos de su edad que están igual de perdidos que ellos.

Es el ciego guiando al cojo. Y en temas complejos como sexualidad, drogas, depresión, ansiedad, temores, enamoramiento. Por eso los adolescentes cometen tantos errores, porque no confían en sus padres y los consejos los buscan en personas con las mismas dudas que ellos.

No esperes a tener 50 años para tocarle la puerta a tus hijos intentando ser su amigo. Empieza ahora, dedícales tiempo, ayúdalos en sus deberes. Enséñales los errores que cometiste en tu vida para que ellos no los cometan. Que se vayan a la cama cada noche sabiendo que tienen quien los quiere y en quien pueden confiar.

Eso es un verdadero amigo.