Hay quienes viven en la carretera lenta de la vida, como atorados en el tráfico, preguntándose cuándo llegarán a su destino. Y hay quienes viven en la carretera rápida, donde pueden pisar el acelerador, disfrutar el viaje y llegar antes a su destino.
Yo soy Álvaro Felipe y te pregunto: ¿en cuál vives tú?
Quienes viven en la carretera lenta son indecisos y sobrepiensan demasiado antes de tomar una decisión. Y cuando por fin se deciden dudan tanto que cambian su decisión al poco tiempo. Es como dar un paso adelante y uno atrás, uno adelante y uno atrás.
Quienes viven en la carretera lenta no saben a dónde quieren llegar, por lo que malgastan su tiempo haciendo cosas intrascendentes que los llevan en diferentes direcciones. Lo cual es lo mismo que no ir a ninguna parte.
Estar en la carretera lenta se parece más a estar perdido en un bosque, sin una brújula y caminando en círculos. Por eso sientes que tus días son iguales, que estás estancado y no avanzas.
Pero hay una buena noticia: no importa cuánto tiempo hayas estado en la carretera lenta, siempre puedes salir de ella y pasar a la rápida. Para hacerlo sigue estos pasos:
- Deja de pensar tanto y actúa. Recuerda que hecho es mejor que perfecto, así que conviértete en una persona orientada a la acción.
- Define con claridad qué quieres alcanzar: en qué persona quieres convertirte, que cosas quieres tener y a qué quieres dedicarte. Mientras más nítido sea tu destino, será más fácil avanzar hacia él.
- Protege tu tiempo. No lo malgastes haciendo tonterías que no te llevan a ninguna parte, porque cada día que no aprovechas lo pierdes para siempre. Empieza por pasos pequeños que te acerquen a tus metas y repítelos todos los días. En un tiempo, esas repeticiones te darán el impulso para dar pasos más grandes.
Si eres constante y repites todos los días, en unos meses estarás en la carretera rápida, habrás dejado de ser un espectador para convertirte en el protagonista. Solo requiere que te decidas.
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