¿El pobre es pobre porque quiere?

Obvio que no. Ser pobre es horrible, no hay que comer, vistes con estropajos, tus zapatos parecen de piedra y dios te libre si tienes una emergencia. No puedes ahorrar ni invertir por eso vicio tan feo que tienen todos los pobres: comer.

Entonces, ¿por qué tantos repiten eso de que el pobre es pobre porque quiere? ¿Será que hay algo de verdad? En realidad son tres tipos de personas quienes lo repiten y cada una con distintos intereses. Te vas a sorprender cuando te enteres quienes son, sobre todo el último.

En primer lugar, están los muchachos privilegiados, esos que pueden tomar una decisión con mucha facilidad porque tienen todo lo necesario para realizarla. ¿Hacer un negocio?, ¿cambiarse de carrera?, ¿renunciar a su empleo?, ¿viajar?, ¿mudarse a otro distrito o a otro país? ¿ir a terapia? Lo deciden y ocurre. Mientras que los pobres no tienen esa libertad para tomar decisiones, de hecho, la falta de dinero es falta de libertad. Pero ellos no lo entienden. Y no es su culpa, simplemente viven en otra realidad.

En segundo lugar están los coach motivacionales y “expertos” en finanzas o negocios digitales. Los vende humo. Este tipo de sujetos / estafadores que se aprovechan de la necesidad de la gente pobre y desesperada para sacarles dinero. Como los bancos o tiendas dándoles tarjetas de crédito a personas que ganan el mínimo. Hay que ser muy miserable para quitarle a los que menos tienen.

La mejor arma que tienen estos “coach” para convencer a sus víctimas es decirles que son pobres porque quieren.

—Tu podrías salir de la pobreza. Está en tus manos ser millonario. Solo debes invertir 1000 soles ahora mismo y traer a cinco amigos.

Y luego les cuentan alguna historia de motivación barata para hacerles sentir que su mentalidad de pobreza los tiene donde están y que solo necesitan conseguir mil soles para meterle al negocio que cambiará su vida. Un asco.

Y en tercer lugar, están los mismos pobres (te dije que te sorprenderías).

Pero no todos los pobres, sino los que viven resentidos con la vida porque nunca han logrado nada ya que les da pereza esforzarse. Esos que aseguran que no hay forma de cambiar la situación. Que cuando alguien les dice que estudien, que busquen un trabajo, que se levanten más temprano o que hagan una red de contactos, su respuesta automática (y muy indignada) es:

—Seguro tú crees que el pobre es pobre porque quiere.

Y esa frasesita es su hechizo mágico para justificarse y lanzarse la culpa de su fracaso a los demás. Está listo para decir que es imposible salir de la situación en la que está y peleará con cualquiera que le diga que sí se puede. Y lo atacará con todo por redes sociales. Porque eso sí, estas personas siempre tienen tiempo para perderlo en redes sociales en lugar de hacer algo productivo. Que curioso.

Para la pobreza hay circunstancias externas como tu entorno o la economía. No es lo mismo crecer en un arenal sin agua ni desagüe que crecer en Silicon Valley rodeado de millonarios. Si Steve Jobs hubiera nacido en un barrio de Latinoamérica jamás habría fundado Apple. En eso todo estamos de acuerdo.

Pero, y este pero es muy importante, si Steve Jobs habría nacido en Latinoamérica habría buscado la forma de salir adelante, de conocer personas que lo ayuden a crecer y seguramente habría sido emprendedor. No habría alcanzado ni de broma el éxito de Apple, su empresa seguro sería una de barrio con pocos empleados, pero definitivamente no se habría quedado de brazos cruzados con lo que le tocó vivir.

La moraleja es que si bien el pobre NO es pobre porque quiere, tampoco significa que si naciste pobre te quedes de brazos cruzados porque tropecientos mil estudios dicen que no se puede salir de la pobreza. No me jodas. Porque esos estudios no van a poner un plato de comida en tu mesa ni comprarle ropa a tus hijos.


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