En el año 2000, unos investigadores de la Universidad de Cornell, invitaron a un grupo de personas a una función gratis de cine que incluía un recipiente de palomitas. Estas palomitas estaban rancias, preparadas hace cinco días y sabían a plástico. Sabían tan mal que algunas personas, enojadas, pidieron su dinero a pesar de que fueron gratis.
Cuando los investigadores pesaron los recipientes luego de la función, se quedaron sorprendidos pues las personas con recipientes más grandes habían comido mucho más que quienes tenían los recipientes medianos. Repitieron el mismo experimento en diferentes ciudades y el resultado fue el mismo. Mientras más grande el recipiente, más palomitas con sabor a plástico comían las personas, a pesar de su terrible sabor.
Pero si alguien no tuviera el contexto de este experimento pensaría que quienes comieron más son unos glotones a quienes no les importa su salud. A esto se le conoce como “error de atribución”, que consiste en echarle la culpa a una persona de un problema que es causado por la situación y el entorno y no por su personalidad.
Pongamos otro ejemplo. Llevo mucho tiempo intentando dejar las gaseosas pero si por alguna razón al abrir la refrigeradora me encontraba una coca cola, sacaba un vaso y adiós a la vida saludable de tomar agua.
Otro ejemplo: para no distraerme tonteando con el celular antes de dormir lo dejo en mi oficina y no lo llevo al dormitorio. Esos días duermo bien. Pero si por algún motivo lo llevo a la cama, ya sea porque estoy esperando un mensaje importante o porque quiero revisar algo, esa noche duermo mal.
En la guerra de Vietnam, la mitad de los soldados norteamericanos empezaron a consumir drogas y el 20% se volvió adicto. Este fue un gran problema para la Casa Blanca que debía diseñar programas de desintoxicación para los soldados. Sin embargo, lo que nadie esperó es que al volver a casa, casi el 100% de los ex soldados dejaban su adicción y no volvían a consumir.
Al dejar un entorno devastador, donde la droga les ayudaba a lidiar con el estrés de la guerra (y se distribuía en todas partes) para pasar a estar con su familia en un entorno donde no había como comprar drogas, dejaron de consumir. No se necesitaron terapias ni programas de desintoxicación.
Nuevamente, el contexto y su entorno fueron los causantes del problema.
En un colegio en el que fui profesor hace muchos años, agrupaban a los estudiantes por su rendimiento académico. Los mejores estaban en la sección A, los siguientes en la B, luego la C. A partir de la sección D empezaba la falta de autoestima y autoconfianza. La última sección era la J. ¡Jota! Era como ponerle unas orejas de burro a esos niños y hacerlos pasear con ellas frente a toda la escuela.
Eran los genios que diseñaron ese sistema quienes merecían estar en la sección Z, ni siquiera en la J.
La autoconfianza de esos niños estaba por los pisos y en temporada de exámenes o de presentación de tareas solían decir: “Profesor, no espere nada de nosotros, somos de la J”. Habían asumido una identidad a partir de una etiqueta puesta por su entorno.
La moraleja de estas historias es que el error de atribución (echarle la culpa a una persona y no a su entorno) nos ciega de las verdaderas causas de los problemas: un escritorio sucio nos volverá menos eficientes en nuestros trabajos, tener el teléfono en la mesita de noche hará que lo miremos antes de dormir y luego de levantarnos. Tener coca cola en la refri hará que nos sirvamos un vaso cada vez que la abrimos. Unos niños catalogados como genios o como tontos adoptarán esa identidad como si fuera cierta.
Tener platos más grandes hará que comamos más.
Y tener platos pequeños hará que comamos menos. Igual que con las palomitas.
Muchos cambios que crees imposibles en tu vida porque te parecen muy difíciles no son más que un error de atribución. Basta con que modifiques tu entorno y empezarás a ver los cambios.
La historia de las palomitas y de los soldados de Vietnam son del libro Switch de los hermanos Dan Heat y Chip Heat. Un excelente libro que nos enseña como conseguir cambios que parecen imposibles.
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