Hace unos días publiqué un video en el canal de mi empresa en el que decía que debes destacar en tu trabajo para construir curriculum y que te sea más sencillo conseguir nuevas oportunidades. Y un sujeto comentó que no vale de nada porque la empresa no lo valora.
Ok, nada del otro mundo, es el tipo de comentarios que sabía que iban a llegar porque empresas abusivas abundan. Así que le contesté con la mejor buena onda que si no lo valoran que salga de ahí y busque un lugar donde sí lo valoren, donde pueda crecer. Que él merece más.
Su respuesta fue un insulto.
¡Se sintió insultado por desearle un mejor futuro!
Intenté razonar con él pero su mente estaba anclada a pensamientos derrotistas y siguió atacándome. Era como una roca gigantesca en el fondo del mar que no hay forma de mover. Y no solo era su pensamiento derrotista sino el escudo que había construido alrededor para defender ese pensamiento.
Vivir a la defensiva e imaginar ataques donde solo hay personas pensando diferente es una forma de llenar tu corazón de sentimientos oscuros que no te hacen ningún bien.
Como decía Ghandi: “Quien no está en paz consigo mismo, está en guerra permanente contra el mundo”.
Y como él hay muchas personas que han convertido sus experiencias negativas en su identidad. Y cada cosa mala que les pasa la convierten en una ley universal de la vida con la que refuerzan su sesgo.
Este tipo de personas usa su inteligencia para buscar razones de por qué las cosas no van a funcionar en lugar de buscar formas de que funcionen. En buscar excusas en lugar de soluciones. Están como un tigre agazapado, esperando a quien criticar para sentirse mejor. O a quien decirle que no sabe de lo que habla porque a ellos les pasó diferente.
Amigo, amiga, no eres especial. No te has ganado una medalla al sufrimiento.
Si hacemos una competencia de quien ha sufrido más en la vida, todos quedamos empatados.
Así que deja de jugar al superhéroe del sufrimiento y deja de quejarte, que la vida a todos nos ha tratado como una mierda y tuvimos que tragar polvo y lágrimas y volver a levantarnos.
Seguro hay gente viendo este video lista para criticar, diciendo que esto es echaleganismo y que yo no conozco la realidad. Bueno, son como el hombre de mi historia y ya dije todo sobre ustedes.
Es cierto que la mentalidad positiva no pone un plato de comida en tu mesa ni te consigue un mejor trabajo. Pero lo que sí es seguro es que la mentalidad negativa te daña, te vuelve rencoroso, te arrebata oportunidades y te aleja de las personas.
Creo que es obvio que opción es mejor.
Así que cambia tu diálogo interior, saluda a tu familia, a tus compañeros de trabajo o a tus vecinos con una sonrisa. Es el primer paso para sacar toda esa oscuridad de tu corazón.
Y si estás pensando que eso es ser hipócrita y que tú no eres un lamebotas es que tu mente sigue siendo una roca en el fondo del mar. Y tienes que liberarte de ese pensamiento porque te está haciendo daño.
Empieza a decirte cosas diferentes a ti mismo, ya sea en voz alta o en tu mente. Cuando te miras al espejo, cuando te estás duchando, cuando te cepillas los dientes. El diálogo con uno mismo es la comunicación más importante porque hace que tu mente crezca y se libere de sus prejuicios.
O que se hunda en ellos.
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